Hace mil que no escribo y hoy no lo haré =/ solo postearé cositas graciosas que vi por ahí, como estas:
* Saludo del 14/02: Bueno ahí va, un saludo a todos aquellos que me consideran su "amigo", o sea... al cobrador de la combi: "Amigo avanza al fondo pe´, al taxista: "Amigo tienes sencillo no?", a la chica de la panaderia: "Algo mas amigo?", al desconocido que va a llegar tarde: "Amigo tienes hora?", a la despistada en Javier Prado: "Amigo, qué carro pasa por la Agraria"?, al causa atracador: "Amigo ya perdiste ya, afloja tu billetera". Gracias por considerarme su amigo, supongo que ustedes también se merecen un gran saludo en este día, día de los Amigos, buenos y malos, pues no especificaron más.
* Del libro Eva Luna (Isabel Allende):
- ¿Te tocas el cuerpo con las manos?
- Sí... - ¿A menudo, hija?
- Todos los días
- ¡Todos los días! ¿Cuántas veces?
- No llevo la cuenta... muchas veces...
- ¡Esa es una ofensa gravísima a los ojos de Dios!
- No sabía, padre. ¿Y si me pongo guantes, también es pecado?
- ¡Guantes! ¡Pero qué dices, insensata! ¿Te burlas de mí?
- No, no... - murmuré aterrada, calculando que de todos modos sería bien difícil lavarme la cara, cepillarme los dientes o rascarme con guantes
* Saludo del 14/02: Bueno ahí va, un saludo a todos aquellos que me consideran su "amigo", o sea... al cobrador de la combi: "Amigo avanza al fondo pe´, al taxista: "Amigo tienes sencillo no?", a la chica de la panaderia: "Algo mas amigo?", al desconocido que va a llegar tarde: "Amigo tienes hora?", a la despistada en Javier Prado: "Amigo, qué carro pasa por la Agraria"?, al causa atracador: "Amigo ya perdiste ya, afloja tu billetera". Gracias por considerarme su amigo, supongo que ustedes también se merecen un gran saludo en este día, día de los Amigos, buenos y malos, pues no especificaron más.
* Del libro Eva Luna (Isabel Allende):
- ¿Te tocas el cuerpo con las manos?
- Sí... - ¿A menudo, hija?
- Todos los días
- ¡Todos los días! ¿Cuántas veces?
- No llevo la cuenta... muchas veces...
- ¡Esa es una ofensa gravísima a los ojos de Dios!
- No sabía, padre. ¿Y si me pongo guantes, también es pecado?
- ¡Guantes! ¡Pero qué dices, insensata! ¿Te burlas de mí?
- No, no... - murmuré aterrada, calculando que de todos modos sería bien difícil lavarme la cara, cepillarme los dientes o rascarme con guantes
